De esas producciones sonoras, dos obtuvieron sendos premios Grammy, en el 2015 y en el 2018, con No quiero llanto, Tributo a Los Compadres y A mi qué, Tributo a los clásicos Cubanos, respectivamente, además de otras nominaciones al galardón latino y una al anglosajón.
En medio de las restricciones impuestas por la Covid-19 que impidió una mayor celebración por el cuarto de siglo a lo largo del 2020, Fernando Dewar, director de la agrupación, insistió en sostener la proyección artística y brindar su propuesta, dentro de lo posible, al público que los sigue.
De ahí el nombre de la placa, que resume la voluntad de continuar más allá de estos primeros 26 años y, aunque no tendrá carácter de recopilación, reflejará hitos en esta etapa fructífera con piezas antológicas propias y del pentagrama nacional.
Remarcó la voluntad de seguir incursionando en el quehacer de creadores contemporáneos, sin apartarse del apego a lo más enraizado en el devenir musical del archipiélago.
Durante una comparecencia a raíz del proceso para el nuevo fonograma, el productor y tresero agradeció al sello Siboney, de la Empresa de Grabaciones y Ediciones Musicales, por el apoyo en las más recientes obras del Septeto y de otros colectivos de la música tradicional cubana.
Aludió a la puesta en marcha del Salón del Son, un espacio que como sede del grupo está consagrado, a la vera de la emblemática Plaza de Marte, a la defensa de esos ritmos auténticos que tienen en la ciudad una plaza muy importante.
Con giras por unos 35 países, incluidas varias en notables escenarios de Estados Unidos, el Septeto Santiaguero volverá a contar en este disco con la colaboración del dominicano José Alberto El Canario, una línea mantenida con otros artistas prominentes de América Latina.
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