El tribunal se pronunció contra la objeción de ese acusado, exgerente del establecimiento que sirvió de inspiración para película sobre el genocidio de 1994, de no ser procesado judicialmente en este país africano por no tener ya nacionalidad ruandesa.
‘La petición de Rusesabagina de que no debería ser juzgado por esta corte carece de fundamento. No hay razón para que este tribunal no pueda juzgarlo’, precisó el órgano.
Así se previó que ocurriría nueve días después de la primera vista del juicio, celebrado en esta capital el pasado 17 de febrero, y en el cual se procesa a una ventena de implicados.
La Sala emitió su fallo sobre la base del artículo 42 de la ley que establece la jurisdicción de los tribunales ruandeses y la competencia de la Sala del Tribunal Superior de Delitos Internacionales y Transfronterizos.
Ese apartado legisla acerca de la posibilidad de juzgar a cualquier persona, incluidos extranjeros, sospechosos de perpetrar delitos de carácter trasnacional en territorio ruandés.
La declaración de competencia pasa a formar parte de un debate, pues el abogado de Rusesabagina, Gatera Gashabana, afirmó que su cliente apelará esa decisión y dijo que ‘al presentar objeciones, nuestra intención no es descarrilar el proceso judicial o retrasarlo, como han alegado algunas personas’.
Sobre el acusado, de 66 años de edad, pesan nueve cargos, entre otros formación y pertenencia a un grupo terrorista, financiamiento de ese tipo de actividad delictiva, secuestro y asesinato, así como robo a mano armada e incendio premeditado.
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