Durante un encuentro con Pérez, el creador explicó que la cinta ‘se sitúa en los límites del género documental’ y es una especie de retrato de la ciudad creado a partir de reflexiones y memorias de sus habitantes.
El mediometraje nació de una convocatoria de la Unión Europea en 2019, que contó con el apoyo de la Escuela Internacional de Cine y Televisión de San Antonio de Los Baños, y concluyó su rodaje con la aparición de los primeros casos en Cuba de la Covid-19.
‘La animada ciudad retratada en Terranova está hecha de reflejos (…) tiene cierta solemnidad en su paisaje sonoro, sin perder esos fuertes sonidos que lo hacen único’, manifestó uno de sus realizadores.
Al decir de Pérez, Terranova, ‘brinda un hermoso y singular homenaje a La Habana’ y para su ejecución se basaron en la idea de ciudades invisibles, de Italo Calvino, lo cual implicó la utilización de un discurso en torno a una abstracción.
Con 50 minutos de duración, el filme muestra lugares simbólicos de La Habana como la termoeléctrica de Tallapiedra, las bóvedas del Museo Nacional, la oficina de restauración del Convento de San Gerónimo y la Cámara Oscura de La Habana Vieja.
Sin embargo, precisó el realizador, aunque se muestran estos sitios icónicos de la urbe, hubo un complejo trabajo creativo para no caer en estereotipos y lugares comunes.
Antes de llegar a España, la cinta compartió el premio Ammodo Tiger en la sección de cortometrajes del 50 Festival Internacional de Cine de Róterdam, donde resultaron ganadoras también la estadounidense Maat Means Land y la italiana Sunsets, everday.
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