En declaraciones a la prensa, el administrador de la ACP, Ricaurte Vásquez, aseguró que en la vía interoceánica ‘estamos comprometidos con la sostenibilidad y, por tanto, estamos sentando las bases, creando las herramientas e identificando los cambios necesarios para generar eficiencias que nos permitirán, como organización, alcanzar la neutralidad de carbono’.
Subrayó que este proceso es fundamental para garantizar el funcionamiento de la centenaria obra a largo plazo, al tiempo que forma parte de los esfuerzos permanentes por minimizar el impacto ambiental, los cuales incluyen el estímulo del uso de combustibles limpios entre sus clientes.
Si bien el canal propició la reducción de más de 13 millones de toneladas de Dióxido de Carbono (CO2) en 2020, al ofrecer una ruta más corta para los barcos en comparación con los trayectos alternativos más probables, los especialistas reconocen la importancia de desarrollar su propia operación de carbono neutral para finales de la actual década.
Para ello, la vía fluvial incorporó cuatro automóviles eléctricos como parte de un proyecto piloto que incentiva el empleo de autos que no utilizan combustibles fósiles, precisó la ACP en una nota prensa.
El plan estratégico de descarbonización también incluye el uso de remolcadores y lanchas que funcionan con combustibles alternativos, de la energía hidráulica, el reemplazo de los procesos de producción de electricidad a favor de plantas fotovoltaicas y el desarrollo de proyectos de infraestructuras sostenibles.
En 2013, el Canal de Panamá inició la medición de su huella de carbono, con la finalidad de alinear las acciones con los objetivos globales de reducir las emanaciones de gases para mitigar y adaptarse al cambio climático.
Cuatro años después, presentó su Calculadora de Emisiones, una herramienta que permite a los operadores medir los Gases de Efecto Invernadero (GEI) y fortalecer el análisis sobre las exposiciones diarias producidas durante su funcionamiento.
A estas iniciativas se suman el inventario anual de los GEI y las medidas adoptadas para maximizar la eficiencia operativa y ambiental, a través de acciones de conservación del agua y optimización del tránsito como parte de las contribuciones del país para cumplir con el Acuerdo de París sobre cambio climático.
Vale destacar que el Canal de Panamá contribuyó a que la nación istmeña sea una de las tres que a nivel mundial son consideradas como carbono negativo, lo cual significa que sus bosques absorben más CO2 del que se emite a la atmósfera.
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