De acuerdo con un estudio titulado ‘Entramados comunitarios y solidarios para sostener la vida frente a la pandemia’, se desprende que en 2020 emergieron 700 sitios para dar de comer y merendar (las conocidas ollas populares), como consecuencia de la crisis económica desatada por la Covid-19.
Otros datos indican que el 41 por ciento de las ‘ollas populares’ se organizaron en Montevideo, y 59 en el resto del país, a los que acuden familias que perdieron ingresos por desempleo de los jefes de núcleos.
A su vez el 38 por ciento de las personas encargadas de su organización estaban desocupadas en marzo de 2020 y entre estas el 55 por ciento tiene entre 18 y 39 años y el 35 por ciento entre 40 y 59.
Las mujeres representan el 57 por ciento de participación, lo que junto a los jóvenes constituyen el principal motor del empeño de emergencia humanitaria, según apreció Udelar.
Asimismo destacó que el 58,4 por ciento de los repartos de alimentos tienen un origen vecinal o familiar y valoró que ‘da dimensión de la importancia que tiene la solidaridad en el entramado social actual’ con el reconocido apoyo del movimiento sindical.
Identificó en este movimiento de apoyo popular dos principales objetivos consistentes en garantizar ‘los insumos necesario para su funcionamiento’ y ‘trascender el asunto del alimento, ya sea en el presente o a corto plazo a partir de reivindicaciones diversas que incluyen el trabajo o la vivienda’.
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