Dentro de un mes, el venidero 5 de junio, en aproximadamente 40 mil colegios electorales serán desarrollados los sextos comicios, que debieron realizarse en agosto de 2020, pero fueron aplazados debido a la pandemia.
La Cámara de Representantes del Pueblo (Parlamento) aprobó posponerlos hasta que el SARS-CoV-2, coronavirus causante de la enfermedad, no representara una amenaza sanitaria, decisión censurada por el Frente de Liberación Popular de Tigray (TPLF) y otras pocas organizaciones.
Pese al incremento de contagios, el órgano legislativo reconsideró esa decisión y resolvió celebrarlos durante el año fiscal en curso, exactamente el próximo Día Mundial del Medio Ambiente.
Abiy Ahmed, primer ministro, ganador del Premio Nobel de la Paz-2019, es el candidato del gobernante Partido de la Prosperidad (PP) para administrar el país los próximos cinco años y está en el centro de las posiciones más encontradas.
Inhabilitado en el proceso de inscripción por la Junta Nacional Electoral y hace apenas unos días calificada como organización terrorista por el Consejo de Ministros, el TPLF (siglas en inglés), principal partido enfrentado al PP, no participará en las elecciones.
Tampoco asoma otra organización capaz de sostenerle el pulso a ese partido instaurado a finales de 2019, ni un político para contender contra Ahmed, promotor de reformas económicas y líder del acuerdo de paz entre Etiopía y Eritrea.
Así, la votación evaluará la gestión de Abiy desde 2018, será un recuento de quienes confían en sus aptitudes para promover el desarrollo integral del segundo país más poblado de África y la mayor economía del este del continente.
Puestos en una balanza estarán sus acciones para unir a los etíopes y proteger el medio ambiente, garantizar los derechos humanos y la libertad de expresión, más su liderazgo en la región.
Pesarán, además, decisiones como eliminar el estado de emergencia impuesto antes de su ascensión al poder, amnistiar a miles de presos políticos, legalizar partidos opositores y anunciar que organizaría, precisamente, elecciones libres.
Y también contarán el enfrentamiento contra el TPLF y el proceso para restituir el orden en Tigray, el manejo de las tensiones étnicas, más la negociación por la Gran Presa del Renacimiento Etíope y el conflicto fronterizo con Sudán.
Sobre todo, sin embargo, quienes ejerzan su derecho al voto (mayores de 18 años, sin restricciones legales o impedimentos legales) tienen la oportunidad de decidir qué gobierno quieren y, quizás, fijar un punto de inflexión en la historia nacional, marcada recientemente por violencia étnica y religiosa.
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