Las banderas blancas al viento y la actitud festiva del primer grupo llegado al punto de concentración de los ciudadanos que apoyan al maestro rural, despejaron los rumores que auguraban una posible jornada violenta de graves consecuencias.
‘Castillo valiente, nuestro presidente, coreaban peruanos de todos los climas y de todas las sangres, de Lima y del llamado Perú profundo, con banderas nacionales, de Perú Libre, partido de Castillo, del Tahuantinsuyo andino y carteles multicolores.
La enorme multitud recorrió el centro de Lima alegre, colorida y bulliciosa, con lemas de victoria y contra Fujimori, pero lo principal era la alegría y el orgullo de limeños y miles de provincianos llegados de toda la geografía nacional a aguardar la proclamación de Castillo.
Columnas de partidos de izquierda, parlamentarios electos, sindicatos, maestros, jóvenes, mujeres y hasta niños, llevaban en sus filas bandas de música popular y folclórica, que acentuaban la algarabía reflejada en sus rostros.
Mientras las Rondas Campesinas -un cuerpo de seguridad ciudadana que integra Castillo- mantenían el orden, junto a licenciados del Ejército.
El recorrido, entre aplausos desde las aceras, llegó hasta la plaza San Martín, que los manifestantes desbordaron ocupando parte de las seis calles que convergen en ella, a donde no llegó Castillo, honrando la palabra de no participar en marchas y esperar su proclamación en calma.
En la plaza hubo una tribuna abierta, en la que parlamentarios, dirigentes obreros, campesinos, vecinales y de otras organizaciones hablaron de defender la victoria electoral de las argucias ilegales del fujimorismo y hasta hubo iniciativas de un paro nacional para que el Jurado Nacional de Elecciones (JNE) proclame a Castillo.
A un par de kilómetros, se concentró en gran número los seguidores de Fujimori, quien los empujó a seguir cuestionando el resultado, exacerbando los ánimos al sostener, sin pruebas, según analistas electorales, que les quieren robar sus votos.
Hubo allí sobre todo consignas anticomunistas, ataques a gobiernos progresistas latinoamericanos y la confirmación de la candidata de que seguirá tratando de revertir a su favor el resultado de las urnas o deslegitimar el triunfo del humilde maestro rural.
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