Esta edición se caracterizó, a pesar del mal tiempo reinante durante todo su desarrollo, por una organización y competición exitosas, a lo cual contribuyó el gran apoyo del público que vitoreó a los tres mil 900 concursantes de 46 países.
Los estadounidenses volvieron a imponerse en el atletismo con ocho títulos alcanzados, aunque esta vez sólo uno en pista -400 metros- de manera individual.
Incluso ese triunfo se lo deben a lo que los cronistas de la época consideran un error cometido por el canadiense James Ball al mirar hacia atrás a solo 10 metros de la meta cuando lideraba la carrera, desliz que permitió a Raymond Barbuti sobrepasarlo poquísimo antes de la raya y ganar por dos décimas de segundo de ventaja.
Sin lugar a dudas, las derrotas más dolorosas para los norteamericanos fueron en las pruebas de 100 y 200 metros, en las cuales el bicampeón resultó el canadiense Percy Williams.
En su afán por concurrir a los Juegos, Williams, estudiante de la universidad de Vancouver, hizo ‘autostop’ para viajar hasta Toronto y tomar parte en los campeonatos nacionales y las clasificatorias olímpicas.
Allí tuvo que trabajar como camarero para cubrir sus gastos. Tras su regreso victorioso la ciudad de Toronto le otorgó su ‘ciudadanía’ honoraria.
Finlandia nuevamente dio muestras de su dominio en las carreras de fondo al llevarse cuatro preseas doradas, una de ellas (10 mil metros) para Paavo Nurmi, quien llegó a su novena en tres versiones consecutivas de los Juegos.
Nurmi, sin embargo, fue derrotado en los cinco mil metros por su compatriota y mas enconado rival Ville Ritola.
Tanta era la excepcionalidad del Finés Volador que, siendo un novato en los trajines de cruzar vallas y estanques de agua en una carrera, este año se presentó en los tres mil metros con obstáculos (steeplechase) y solo fue superado por su connacional Toivo Loukola.
La inclusión en Amsterdam de las pruebas para damas en el campo y pista constituyó un gran acontecimiento, sobre todo por haber retado las objeciones del Papa Pio IX.
En los cinco eventos programados las féminas implantaron sendos récords mundiales.
Latinoamérica estuvo muy bien representada por el nadador argentino Alberto Zorrilla, quien ganó los 400 metros libres, prueba en la cual Johnny ‘Tarzán’ Weissmuller declinó defender el título alcanzado cuatro años antes, aunque aquí se llevó un par de ellos.
Zorrilla, curiosamente, fue beneficiado por la recia rivalidad existente entre el australiano Andrew Charlton y el sueco Arne Borg, dos de los mejores tritones del momento.
Ellos protagonizaron en la piscina una de las más recordadas batallas de la natación olímpica, pero en su afán de vigilarse uno al otro se descuidaron del sudamericano, quien aprovechó para superarlos sin apenas ‘hacer ruido’. Los dos famosos terminaron exhaustos y tuvieron que recibir ayuda para salir del agua.
Harry, Percy y Frank Wyld, súbditos británicos, integraron el equipo para los cuatro mil metros persecución del ciclismo que obtuvo la medalla de bronce, con lo cual se convirtieron en los primeros tres hermanos en ganar una presea olímpica en un mismo evento de unos mismos Juegos.
Sobre los caballos Bertram (FRA) y Kuhn (SUI), el checoslovaco Frantiscek Ventura ganó el Grand Prix ecuestre de saltos con un récord que perduró hasta Montreal’1976 al no cometer ni una falta durante todo el recorrido.
Por primera y única vez en la historia de los Juegos hubo una repetición de la final en el torneo de fútbol de Ámsterdam.
Uruguay y Argentina terminaron el tiempo reglamentario y dos extras sin que se deshiciera una igualada 1-1, por lo que al día siguiente volvieron a chocar. Entonces los uruguayos triunfaron 2-1 para retener la corona alcanzada en la Olimpiada anterior.
Los japoneses hicieron su debut en los IX Juegos, oportunidad que aprovecharon bien para darle a Asia su primera medalla olímpica cuando Mikio Oda derrotó al favorito norteamericano Levi Casey en el salto triple, evento que, significativamente, resultó el fuerte de los nipones en las siguientes dos versiones de estas lides.
Muy agradable resultó para el Caribe la irrupción de Haití en estos Juegos, cuyo único concursante, Silvio Cator, obtuvo la medalla de plata en el salto largo.
Por naciones, Estados Unidos continuó su racha exitosa con 22 primeros lugares, 18 segundos y 16 terceros.
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