Al sintetizar su decisión de abandonar Afganistán en un discurso a la nación en abril de 2021, el presidente Joe Biden no aceptó, en nombre de Estados Unidos, la responsabilidad sobre esa horrible guerra, recordó el escrito.
En cambio –señaló-, habló de la necesidad de luchar contra la ‘amenaza terrorista’ en ‘muchos lugares’, en vez de mantener ‘miles de tropas en tierra y concentradas en un solo país’.
Una lectura atenta de la decisión de Biden de retirarse de Afganistán -un proceso que comenzó bajo el mandato de Donald Trump- sugiere que la diferencia entre la política exterior estadounidense bajo el demócrata es solo tácticamente diferente de las políticas de George W. Bush cuando lanzó sus ‘guerras preventivas’ bajo el mando de Donald Rumsfeld, enfatizó.
Para muchos –dijo- Rumsfeld, fallecido en junio de este año, se describe ampliamente como ‘el arquitecto de la guerra de Iraq’.
El artículo sostuvo que, encadenado con un legado de guerras innecesarias, infructuosas e inmorales y sin una estrategia real de ‘avance’, Estados Unidos, quizás por primera vez desde la creación de la OTAN tras la Segunda Guerra Mundial (1939-1945), no tiene una doctrina de política exterior descifrable.
Biden espera completar el repliegue de las tropas de la nación centroasiática el 31 de agosto próximo, previo a que se cumplan 20 años de los atentados terroristas en el Centro del Comercio Mundial en Nueva York el 11 de septiembre de 2001.
Cuando expresó en la Casa Blanca su decisión de poner fin a la guerra más larga de Estados Unidos, el gobernante admitió que no podían continuar atados a un conflicto después de gastar un billón de dólares durante dos décadas y ver morir a dos mil 400 militares estadounidenses (sin mencionar a los cientos de miles de víctimas afganas, en su mayoría, civiles).
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