Según el Servicio de Seguridad Alimentaria e Inspecciones de Estados Unidos el hongo tiene una parte visible, una pelusa blanca, verde o grisácea, pero a simple vista no puede observarse sus esporas en el interior del producto alimenticio. Los expertos desestiman comer algo en esas condiciones, pues aunque sea retirada la parte en mal estado, las denominadas micotoxinas siguen ahí presentes.
Las mismas puede dar lugar a reacciones alérgicas, ‘y en cuanto a las micotoxinas más agresivas, bautizadas como aflatoxinas, aumentan el riesgo de padecer cáncer’.
Aclara la fuente que existen especies de moho inofensivos, y están, por ejemplo, en algunos tipos de quesos, como el Roquefort, Camembert y el Brie.
‘En general, los mohos blancos y verdes suelen ser menos peligrosos que los marrones’, aseguran los especialistas, quienes recomiendan limpiar la nevera con regularidad, preferiblemente con vinagre o una mezcla de bicarbonato con agua.
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