El primer incidente ocurrió en las inmediaciones de Palmira al este de la provincia de Homs, donde un hombre, junto a su esposa y su hija menor, perecieron, mientras otro de sus infantes resultó gravemente herido, por la explosión de una mina, colocada por la organización terrorista del Estado Islámico (Daesh, en árabe) cuando ocupó la región.
En una explosión similar en la ciudad de Mayadeen en la provincia oriental de Deir Ezzor, dos niños hermanos murieron, mientras su madre y su otro hermano quedaron lesionados.
Según explicó el jefe de policía de Mayadeen, el general Muhammad Ammar Talab, el artefacto estalló en un terreno agrícola adyacente a una casa.
Los radicales colocaron bombas y minas en las calles, casas y tierras agrícolas en un intento de frenar el avance del Ejército sirio, y la explosión de esos artefactos causa decenas de víctimas mortales entre los civiles desplazados que retornan a sus hogares.
Los militares sirios, con el apoyo de Rusia y otras naciones amigas, ejecutan labores de rastreo y desminado en las zonas liberadas con el fin de asegurar el retorno a la normalidad.
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