Este último movimiento, por ejemplo, ocurrió el mismo día, a unas cuatro horas de diferencia, que el de 2017 en Chiapas de 8,2, el mayor del país desde 1932 cuando se reportó uno de igual magnitud en Jalisco con 300 muertos.
El de 2017 provocó 102 muertos, más de 900 heridos y dos millones 500 mil afectados, la mayor parte de ellos en Oaxaca con 82 muertos y 698 heridos, pues Chiapas registró solamente 16 y Tabasco cuatro, por citar los tres estados que más se resintieron, pues en Ciudad de México se sintió menos que el de esta semana.
Dicho terremoto fue el resultado del ya clásico movimiento y choque entre las placas Coco y Norteamericana ocurrida a las 16:51:18, hora local, del jueves 7 de septiembre, y su epicentro se ubicó en el golfo de Tehuantepec, 175 kilómetros al suroeste de Pijijiapan, Chiapas, y a 45,9 km de profundidad.
Se percibió en el centro y sureste de México, así como en Guatemala, El Salvador, Honduras y Belice.
El de ahora concentró sus daños en Acapulco, Guerrero, el lugar más cerca de su epicentro, pero muy pocos en los 11 estados que lo sintieron, incluida la Ciudad de México, a la cual sacudió muy fuerte.
Fue también uno de los más largos que se conoce porque en realidad devino el enlace de tres sismos, más 210 réplicas ese primer día.
Dos días después continuaban las réplicas, el miércoles 8, con magnitudes promedio de 4,0 y este día 9 de 3,0 y más o menos un centenar, hasta sumar en total 410 en el último reporte.
Pero la fecha que preocupa a la gente ahora es el 19 de septiembre, el fatídico día en el que los sismos hicieron temblar de nuevo a México, primero en 1985 uno de magnitud 8,1 grados a las 7:17 horas que afectó el centro de la capital y provocó 10 mil muertos según el gobierno de entonces y 40 mil otras fuentes.
Ese mismo día, pero de 2017, se produjo otro de magnitud 7,1 con repercusión muy fuerte en la capital, y aunque hubo destrucción y afectación de numerosos edificios, se registró un solo muerto.
El de 1985 tuvo un grado de intensidad y afectación variable en el Valle de México, y fue catalogado en la porción central de la Ciudad de México como nivel VIII (destructivo) o IX (muy destructivo), mientras que en la parte metropolitana dentro del grado VI (fuerte) en la escala de Mercalli, y fue seguido el 20 y el 21 con otros de 7,3 y 7,1.
Todavía se siente el trauma del 19 de septiembre de 1985, renovado en esa misma fecha de 2017, y reverdece ahora con la coincidencia en fechas de los de Chiapas y Guerrero del 7 de este mes.
A un académico un periodista le preguntó que si, como en los ciclones, los sismos tenían también temporada, y el erudito le dijo que sí, y muy bien definida, además: comenzaba el 1 de enero y terminaba el 31 de diciembre. Que convergieran en fechas es pura coincidencia.
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