‘A los combatientes, quiero decirles nuestra gratitud; no olvidaremos. Pido perdón’, dijo el presidente en el marco de una ceremonia de homenaje celebrada en el Palacio del Elíseo, en presencia de antiguos Harkis, descendientes, dirigentes de asociaciones y personalidades.
‘El honor de los Harkis debe quedar grabado en la memoria nacional’, añadió, e hizo un llamamiento a ‘curar las heridas’ que deben ‘cerrarse con palabras de verdad, gestos de memoria y actos de justicia’, para lo cual prometió la presentación antes de fin de año de un proyecto de ley para consagrar ese reconocimiento y la reparación.
Cerca de 160 mil argelinos lucharon junto a las tropas francesas, entre 1954 y 1962, en el marco de la guerra de independencia del país norteafricano, sin embargo al término de la contienda fueron abandonados por el gobierno de París y muchos de ellos fueron represaliados por colaboracionistas.
Al tiempo, varias decenas de miles de combatientes, acompañados de mujeres y niños, fueron trasladados a Francia, donde fueron recluidos en ‘campos de tránsito y reclasificación’ con condiciones de vida indignas y permanentemente traumáticas.
Marginados tanto por los franceses como por los inmigrantes, tuvieron una difícil integración en el país de acogida, y hacia 2012 se calculó entre 500 y 800 mil el número de descendientes de Harkis.
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