El fenómeno atmosférico también dejó grandes daños materiales: unas 80 viviendas fueron destruidas y alrededor de 250 sufrieron daños de consideración; el sector agrícola reportó pérdidas por casi 21 millones de dólares y más de un centenar de ciudades quedaron a oscuras por los cortes de energía.
Kompasu pasó por el norte de Luzón, la mayor isla del archipiélago filipino y provocó los mayores estragos en la región de Ilocos Sur -reportó la mitad de los fallecidos- debido a que las intensas lluvias originaron fuertes avenidas de aguas y corrimientos de tierra.
En algunas zonas las precipitaciones alcanzaron un volumen similar al de todo un mes.
La tormenta entró al Mar de China Meridional hace dos días y ahora es una perturbación tropical, pero en algunos lugares de Filipinas aún llueve y buena parte de las 15 mil personas que fueron evacuadas siguen impedidas de regresar a sus hogares.
El país sufre cada año los embates de unas 20 tormentas y huracanes. El más devastador de esos fenómenos fue el tifón Haiyan, que en 2013 mató a más de siete mil 300 personas.
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