Al intervenir de manera virtual en la cita, el mandatario señaló que si se quiere evitar las consecuencias catastróficas que las brechas generan en un mundo pospandémico, hay que trabajar para construir un nuevo multilateralismo y abogó por una arquitectura financiera internacional, la cual brinde una respuesta multidimensional a los problemas que enfrenta el mundo.
‘El tiempo es ahora. El reloj de la historia esta corriendo’, dijo tras añadir que sin justicia social financiera global no habrá justicia ambiental y menos justicia social para todo el planeta.
Durante su mensaje previo a la Cumbre del G20 que sesionará en Roma, Fernández subrayó que en momentos de una triple crisis por la Covid-19, el cambio climático y la deuda que golpea a países de renta media como Argentina, es necesario repensar otra arquitectura financiera.
Tras calificar como clave el rol y dinamismo que la realidad impone sobre los bancos de desarrollo para la reconstrucción de la pospandemia, el mandatario se pronunció por un acuerdo inclusivo y sostenible, capaz de abordar las cuestiones sobre las deudas soberanas.
Al respecto, se pronunció por un marco común para el tratamiento de la deuda de países de ingresos medios y celebró la ampliación de los Derechos Especial de Giro del Fondo Monetario Internacional (DEG), iniciativa que abre la puerta para una esperanza, dijo.
El nuevo destino de los DEG debe orientarse a nutrir un pacto de solidaridad global que incluya a naciones con alta vulnerabilidad climática, socioproductiva y financiera, un acuerdo con espíritu de solidaridad el cual permita extender los plazos para atender los pagos de los endeudamientos y la aplicación de menores tasas, resaltó.
En su discurso, pidió impulsar sistemas de financiamientos sostenibles que promuevan mecanismos de pagos por servicios ecosistémicos al tiempo que consideró necesario profundizar el debate sobre el nuevo impuesto mínimo global para favorecer las economías emergentes y que constituya una acción de desconcentración de la riqueza.
Esta urgencia de reordenamiento de la arquitectura financiera internacional supone revisar mecanismos negativos que propician paraísos fiscales, fugas de divisas, ámbitos que cobijan actividades ílicitas, resaltó el mandatario argentino, quien abogó por pensar en un multilateralismo ambiental sin discriminar a los países más pobres.
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