Tanto los sindicatos de profesores como de los trabajadores del sector público anunciaron paros en noviembre próximo, en momentos en que deben arreciar las negociaciones para conseguir luz verde para el plan del gobernante Partido Socialista.
Desde casi todo el arco político opositor en el país ibérico se escuchan reclamos al ejecutivo para proponer un plan más centrado en el futuro que en la solución de problemas coyunturales, aunque existen coincidencias en el reclamo de no subir más los impuestos sobre los combustibles.
El primer ministro Antonio Costa anunció anoche que continuaría este miércoles conversaciones con representantes del Partido Comunista Portugués y con el Bloque de Izquierda, después que el diálogo de la jornada anterior, la víspera, no llevara a ningún compromiso.
Bueno es recordar que los socialistas –con 108 de los 230 curules en la Asamblea de la República- aprobaron los presupuestos el año pasado con el voto favorable de dos independientes, luego que los del Bloque lo hicieran en contra.
Costa dijo ante la Juventud Socialista, reunida en esta capital, que bajo ningún concepto pondrían en riesgo la credibilidad externa de la economía portuguesa.
Anoche el veterano líder de los comunistas, Jerónimo de Sousa, expresó que hasta la discusión en la especialidad (la segunda de dos votaciones) existe tiempo para encontrar respuestas concretas a los problemas del país.
La votación en la generalidad está prevista para el día 27, y la final el 25 de noviembre.
El Gobierno adelantó propuestas de mejoramiento para el Sistema Nacional de Salud, pero se niega a cambiar la legislación laboral y la seguridad social, como exige el Bloque de Izquierda para apoyar el plan presupuestario.
‘Vamos a continuar trabajando. Tengo la seguridad de que poseemos un buen presupuesto y que naturalmente puede ser mejorado en el parlamento’, expuso Costa ante la audiencia juvenil de su partido, del que es su secretario general.
El jefe de Gobierno dio a entender que no existían líneas rojas en la negociación para la aprobación del presupuesto y aseguró que unas elecciones legislativas anticipadas (una sombra que planea desde hace semanas) serían la solución más radical.
Aunque consideró irracional que el país viviese ahora un drama político.
El presidente Marcelo Rebelo de Sousa fue más gráfico la semana pasada cuando dijo que en manos de los partidos políticos estaba el puñal y el queso, aunque consideró que una cita anticipada con las urnas tendría a la nación en vilo por al menos seis meses.
Pero al margen de los tiempos de negociación con las fuerzas políticas, la variable del accionar sindical le complica el camino al gobierno, que debe abrir otro frente.
Las federación Nacional de Profesores y la Nacional de Educación, las principales del sector, anunciaron hoy que preparan una huelga para el 5 de noviembre.
En esa jornada el ministro de Educación, Tiago Brandao Rodrigues, tiene previsto presentar el presupuesto sectorial en la Asamblea de la República.
Los dos sindicatos señalaron que precisamente el problema es el presupuesto, en el cual se ignoran los problemas del gremio.
El paro de los profesores antecede en una semana al de la función pública, pues el Frente Común convocó su demostración para el 12 de noviembre.
Con las variables en juego, el ejecutivo socialista luso se prepara para un invierno caliente, aunque al parecer desde los otros puntos no se quiere mucho que la sangre llegue al río.
mgtro
