Cientos de clientes se aglomeraron ante las estaciones de servicio, que detuvieron el servicio por la huelga de los distribuidores por la inseguridad.
El movimiento de protesta detuvo la circulación en la mayoría de las intersecciones con neumáticos incendiados, mientras arrojaron piedras a quienes intentaban cruzar las barricadas.
También se registraron movilizaciones en Petion Ville, Kenscoff, o la ciudad de Jeremie en el sur del país, donde un galón de combustible puede alcanzar los mil 500 gourdes (cerca de 15 dólares), más de seis veces su precio oficial.
Los conductores reclaman al Estado que solucione la crisis, que se extiende desde inicios de junio pasado, cuando las bandas armadas comenzaron a disputarse la zona de Martissant, que une a la capital con el sur del país, y donde están emplazadas dos terminales petroleras.
La huelga de los conductores de camiones cisterna agudizó esta situación, y la mayoría de las gasolineras permanecen cerradas.
El pasado martes este gremio anunció que paralizaría su actividad en todo el territorio nacional ‘para decir no al fenómeno de la inseguridad, en particular el secuestro, que pone a los ciudadanos fuera de toda libertad’.
Este sector es uno de los más golpeados por la creciente inseguridad y el poderío de las bandas armadas en zonas cruciales de Puerto Príncipe, y varios choferes fueron secuestrados junto con sus vehículos en las últimas semanas y los captores exigen cientos de miles de dólares por su liberación.
Haití está sumido en una ola de violencia que se acrecentó tras el asesinato del presidente Jovenel Moïse en julio último.
En lo que va de octubre el Centro de Análisis e Investigación en Derechos Humanos registró 119 secuestros, entre los que figuran los 17 misioneros de Estados Unidos y Canadá, que desde el sábado último se encuentran retenidos presuntamente por la banda 400 Mawozo.
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