Su primera tubería está llena de gas y preparada para bombear, anunció la víspera el jefe de la empresa austriaca OMV, Alfred Stern, una de las operadoras de la nueva instalación.
Por videoconferencia, Stern informó que está previsto el llenado de la segunda línea a finales de año y subrayó que la instalación “puede hacer una contribución importante a la diversidad de la infraestructura de gas europea y ayudar a reequilibrar la oferta y la demanda”, según la agencia de noticias TASS.
El ejecutivo destacó que la empresa rusa Gazprom, a cargo del suministro del gas que llevarán las tuberías de Nord Stream 2 hacia Europa, cumple plenamente con sus obligaciones de entrega a OMV en virtud del contrato, como en años anteriores.
Para poner en marcha el gasoducto, el operador del proyecto debió presentar certificados de cumplimiento de las normas técnicas a la autoridad minera de la ciudad alemana de Stralsund, luego de la conclusión de la obra el pasado 10 de septiembre.
También tiene que recibir el registro como operador de transporte independiente: la Agencia Federal de Redes debe publicar un borrador sobre su decisión antes del 8 de enero de 2022. Después de ambos procesos, el gasoducto puede comenzar a transportar el combustible.
Esos trámites podrían tardar, aunque la presión por echarlo a andar es fuerte, teniendo en cuenta los precios récords del gas que padece hoy el viejo continente.
La puesta en marcha de Nord Stream ayudaría a bajarlos. Mucha falta que le hace a Europa en momentos de aumento de la demanda por la cercanía del invierno y porque las reservas de almacenamiento alcanzaron los mínimos históricos en las últimas semanas.
Luego de cinco años de construcción rodeados de los más diversos obstáculos, la obra en la que también participaron compañías de Francia, Alemania, Dinamarca y Países Bajos merece iniciar su trabajo.
Construido a un costo de unos 11 mil millones de dólares y compuesto por dos tuberías de mil 234 kilómetros que atraviesan el mar Báltico, el gasoducto permitirá aumentar las capacidades de entrega de Nord Stream 1, en funcionamiento desde 2012.
Se prevé que traslade 55 mil millones de metros cúbicos del combustible al año, lo que implica que duplicará las exportaciones de gas de Moscú a Alemania, sin tener que pasar por Ucrania, que ya obtiene ingresos por el traslado de gas ruso a través de otros gasoductos que pasan por su territorio.
Eso le consiguió a Nord Stream 2 —incluso antes de nacer— uno de sus principales rivales, ya que constituye una amenaza para las entradas de dinero a Kiev.
El contrato de tráfico de gas ruso a través de Ucrania vence en 2024 y su Gobierno teme que este no sea prorrogado, mientras Moscú alega que mantendrá el suministro por esa vía con volúmenes que dependerán de las solicitudes de los clientes europeos.
Otro en contra es Varsovia, por las mismas razones: también obtiene ingresos por el tránsito de gas de otro gasoducto desde Rusia, que atraviesa Belarús y el territorio de Polonia, en dirección a Europa, entrada que podría afectarse con las nuevas tuberías.
Sin embargo, el mayor enemigo de Nord Stream 2, desde que se habló del proyecto, fue Estados Unidos, por dos razones clave: la principal es económica. El gasoducto le quitará clientes a las compañías de ese país que exportan gas natural de esquisto al continente europeo, aunque más caro y de menor calidad.
El otro motivo es geopolítico. La dependencia del bloque comunitario del gas ruso es cada vez mayor —actualmente suministra alrededor del 40 por ciento—, sobre todo porque sus reservas escasean, lo cual constituye una supuesta amenaza para el bloque comunitario, según las acusaciones de los históricos enemigos del Kremlin.
Todo eso ha hecho que el parto de Nord Stream 2 haya sido de los más difíciles, discutidos y cuestionados en los últimos tiempos.
Sin embargo, a pesar de las sanciones de Washington contra empresas europeas que participaron en la obra, medidas que incluso frenaron la construcción por un año, las llaves de Nord Stream 2 se abrirán en breve y el flujo de gas natural viajará desde Rusia hasta Alemania para bien de ese país y de la seguridad energética europea.
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