El Observatorio del Ministerio de Medio Ambiente y Recursos Naturales (MARN) ubicó el epicentro del sismo frente a la costa del departamento de Usulután, a una profundidad de 24 kilómetros.
El emblemático grito de «Tá temblando» resonó en la noche dominical tras la poderosa sacudida, que garantizó un susto final al «Halloween», una tradición anglosajona de gran calado en esta región.
Además, el anuncio de la inminente entrada de un frente frío reforzó la creencia popular de que la tierra tiembla en este país cuando se avecina «un cambio de tiempo», hipótesis desmentida por la ciencia, pero avalada por la gente.
Enclavado en la conjunción de las placas tectónicas de Coco y Caribe, El Salvador registra unos cinco mil sismos al año, la mayoría imperceptibles, pese a lo cual es país es conocido como «el Valle de las Hamacas».
mem/cmv
