Los sucesos se insertaron en el denominado Período Tumultuoso de la nación euroasiática (1598-1613), convirtiéndose así en un evento clave en la historia nacional.
En 1604, un ejército de intervencionistas bajo el liderazgo de Dmitri I, quien se hizo pasar por el milagrosamente salvador heredero al trono del príncipe Dmitri, invadió Rusia desde el territorio de Polonia.
Un año más tarde después de la muerte de Borís Godunov, Dmitri I tomó el poder, siendo asesinado en 1608 como resultado de una conspiración liderada por el príncipe Vasili Shuyski, quien posteriormente subió al trono.
En agosto de 1612, las milicias derrotaron a las tropas polacas cerca de las murallas de Moscú, y el 4 de noviembre (22 de octubre, según el calendario Juliano) del mismo año, liberaron la ciudad de los invasores.
No fue hasta el 1613 que la Asamblea Nacional eligió a un nuevo zar ruso Mijaíl Fiódorovich, fundador de la nueva dinastía real Románov, expulsando a las últimas tropas de los invasores polacos y suecos.
En la historia moderna de Rusia, el Día de la Unidad Nacional se estableció en 2005 como una alternativa al de Reconciliación y a la conmemoración del 7 de noviembre, celebrado hasta 1996 como el Día de la Gran Revolución Socialista de Octubre.
Es tradicional que durante las festividades el presidente de Rusia entregue premios estatales a figuras destacadas de la ciencia y el arte, así como a ciudadanos extranjeros por su gran contribución al fortalecimiento de la amistad y el desarrollo de los lazos culturales.
En esta ocasión, el jefe de Estado, Vladimir Putin, depositará flores en el complejo conmemorativo dedicado al final de la Guerra Civil, en Sebastopol, República de Crimea.
En las ciudades rusas se llevan a cabo procesiones y mítines organizados por partidos políticos y movimientos sociales, conciertos, ferias, recreaciones históricas, actividades que en esta ocasión están limitadas por la creciente incidencia de contagios de la Covid-19.
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