De acuerdo con la información ofrecida por su nieto, Alejandro Fernández, uno de los artífices de la agrupación asentada en la tierra natal del artista, el fonograma está insertado en las redes sociales, principalmente en youtube, y se corresponde con una producción independiente.
Las cinco piezas, de la autoría de Ñico Saquito, son Tira y jala, Cómprate un perro, Choncholí se va pa´l monte, Habla corazón y Cambiaron a Jorge, pertenecientes a un extenso repertorio de unas 548 composiciones de variados géneros que cautivó a cubanos y extranjeros.
Tras casi 40 años de su desaparición física y en el centenario de su nacimiento, el músico sigue dando de qué hablar en el pentagrama cubano, donde dejó una original huella que lo situó junto al holguinero Faustino Oramas, “El Guayabero”, en la cumbre de un género de honda raigambre popular.
Aunque creó en otras vertientes, su fuerte fue la guaracha, con tintes de doble sentido y una ingeniosa jocosidad que calaba en el gusto del público.
Camina como Chencha, la gambá; María Cristina me quiere gobernar; Compay Gallo, y otras que en las voces y guitarras del trío mexicano Los Panchos resultaron muy populares, fueron parte de la banda sonora de varias generaciones de cubanos.
Nacido en esta ciudad, el mecánico fundidor, devenido pelotero con una especial habilidad para atrapar la bola como center field, que le granjeó el sobrenombre, y sobre todo músico autodidacta, se ganaba parte del sustento en bares y cantinas de la urbe acompañado por la guitarra.
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