En declaraciones a Prensa Latina, la especialista consideró muy merecido este reconocimiento en una urbe con aportes seculares al pentagrama nacional, desde que Esteban Salas, considerado el primer músico cubano, abrigó los cantos corales en la capilla de la catedral.
Indicó González que esa institución cultural, inaugurada seis años atrás al calor de los cinco siglos de la fundación de la villa, atesora un valioso patrimonio que resume ese protagonismo en géneros raigales como el son, la trova, el bolero y la interpretación a puras voces.
Aludió a las cinco salas que conforman la muestra museográfica y a la de conciertos nombrada como la eminente pedagoga Dulce María Serret, en un recorrido por la música tradicional y la de conciertos, esta última con notable arraigo en la ciudad.
La directora resaltó el espacio consagrado a la llamada música culta, bajo la evocación del Maestro Harold Gramatges, Premio Nacional de Música y primer cubano galardonado con el Premio Iberoamericano Tomás Luis de Victoria, que otorga la Sociedad General de Autores y Editores de España.
Con los nombres también antológicos de Miguel Matamoros, Electo Rosell (Chepín), Electo Silva y Laureano Fuentes, el museo conserva instrumentos musicales, partituras, objetos personales y otros bienes pertenecientes a artistas santiagueros inscritos en las cumbres sonoras del país, apuntó.
Enfatizó en el afianzamiento de los lazos con los centros de la enseñanza artística en la urbe y en la perspectiva de que se extiendan también a santiagueros que han alcanzado notoriedad en otras latitudes y mantienen su apego a la tierra donde nacieron y surgieron como artistas.
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