Cerca del emblemático cerro de Guazapa, camino al pintoresco poblado de Suchitoto, el local de la escuela Schafik Handal reunió a los excombatientes que recordaron los intensos días que forzaron al Ejército a negociar con la guerrilla.
La ofensiva guerrillera de 1989 ratificó a los poderes militares y oligárquicos de El Salvador que la guerrilla del Frente Farabundo Martí para la Liberación Nacional (FMLN) estaba lejos de ser derrotada.
«Ni el Gobierno (salvadoreño) ni los Estados Unidos tenían intención de negociar con el Frente, pero la ofensiva los obligó a cambiar de parecer», aseguró el excanciller Carlos Castaneda en el encuentro, que destacó el apoyo incondicional de Cuba.
Tres décadas después, la gratitud persiste entre veteranos cuyas heridas de guerra fueron atendidas en Cuba, y por quienes vieron en la isla un faro para los movimientos progresistas y emancipadores en América Latina y el Caribe.
Los participantes ratificaron su rechazo al bloqueo de Estados Unidos contra Cuba, y reivindicaron el derecho de la isla a defender su soberanía frente a los intentos desestabilizadores promovidos por sus enemigos.
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