Ante los legisladores del Parlamento Europeo, Lagarde añadió que a medida que los cuellos de botella de los suministros disminuyen, se puede esperar que la presión sobre los precios de los bienes y servicios se normalice.
“Vemos que el crecimiento de los salarios el próximo año podría aumentar algo más que este año, pero el riesgo de efectos de segunda ronda sigue siendo limitado”, acotó.
Según la presidenta del BCE endurecer en estos momentos la política monetaria para frenar la inflación podría ahogar la recuperación de la zona euro, y rechazó los llamados a favor de una medida más restrictiva.
El repunte de la inflación será mayor y durará más de lo que se pensaba, pero se desvanecerá en 2021, consideró.
Lagarde defendió que tras las afectaciones en el poder adquisitivo por el aumento de las facturas de energía y combustible, no es deseable un endurecimiento indebido de las condiciones de financiación, lo cual representaría un obstáculo injustificado para la recuperación.
Después del final de la emergencia pandémica, añadió, seguirá siendo importante que la política monetaria -incluida la calibración de las compras de activos-, respalde la recuperación en toda la zona del euro y el retorno sostenible de la inflación a nuestro objetivo.
Es “muy poco probable” cualquier aumento de la tasa de interés el próximo año, como lo implican las recientes operaciones en el mercado financiero, apuntó.
acl/tdd