El nuevo plan de acción constituye una guía y entre sus principios clave están la necesidad de evidencia basada en la ciencia para identificar y gestionar los riesgos de RAM antes de que se conviertan en emergencias a gran escala, explicó ese ente en un comunicado.
Destacó, asimismo, la utilidad de la vigilancia y la capacitación en todo el mundo, y la importancia de incentivar y empoderar a las partes interesadas para transformar la conciencia de los riesgos.
El objetivo primordial de las acciones contra la resistencia a los antimicrobianos no es erradicar el uso de estos, sino preservar su utilidad, aclara el documento.
Al intervenir en un seminario enmarcado en la Semana Mundial de Concienciación sobre los Antimicrobianos, el director general de ese organismo, QU Dongyu, destacó el peligro que esa resistencia significa en “pérdidas económicas, disminución de la producción ganadera, pobreza, hambre y desnutrición, especialmente en países de ingresos bajos y medianos”.
La disponibilidad de medicamentos eficaces que salvan vidas es esencial en la producción animal y agrícola, señaló QU y apuntó que el control eficaz de la RAM es una responsabilidad compartida de los productores, consumidores, inversores y responsables políticos de los sistemas agroalimentarios.
En torno al tema, la FAO explicó que las bacterias, hongos y otros microbios pueden, y lo hacen, cuando se exponen repetidamente a antibióticos y otros tratamientos, volverse resistentes para destruirlos o suprimirlos, haciendo que los medicamentos sean ineficaces.
Cada año, precisó, ocurren alrededor de 700 mil muertes humanas relacionadas con la resistencia a los antimicrobianos y el número puede elevarse a 10 millones en 2050 si no se toman medidas para mitigar los riesgos.
La RAM es un riesgo particular para la agricultura y el sector ganadero, pues el uso indebido o excesivo genera una resistencia que diezma a los animales y los medios de vida que dependen de ellos.
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