Por otro lado, el titular de Sanidad en funciones, Jens Spahn, alertó a los no vacunados del peligro real de morir por la enfermedad.
Recordó que al final de este invierno prácticamente todos en Alemania estarán vacunados, sanados o muertos.
Aun así, Spahn reiteró su escepticismo ante la posibilidad de una obligatoriedad de la vacuna, debate que se abrió en Alemania ante la insuficiente tasa de vacunación, una de las más bajas de Europa con apenas cubiertos el 70,5 por ciento de la población.
De lo que se trata ahora, insistió, es de romper la cuarta ola y ninguna vacuna obligatoria lo hará, precisó.
El jefe del grupo de investigación de inmunología infecciosa y vacunas de la clínica universitaria berlinesa de la Charité, Leif Erik Sander, dijo que la inmunidad a través de la infección no es realmente una alternativa a discutir y conduciría sólo a una saturación del sistema sanitario y a más olas.
La única opción ahora es reducir contactos, una acción decidida por parte del gobierno y administrar dosis de refuerzo de la vacuna, aunque éste último punto no vaya a hacer de inmediato la diferencia, agregó.
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