De acuerdo con el diario Global Times, el viaje de esas personas se produjo a principios de este mes luego de una coordinación entre el comité sino-árabe de promoción económico-comercial y el ministerio de Minería de aquel país.
En medio de los lazos amistosos –amplió el periódico- crece el interés de las firmas chinas en el sector minero de Afganistán porque las vastas reservas de cobre y litio se estiman en más un trillón de dólares.
Expertos consideran que el estado centroasiático puede incluso competir con Bolivia, actualmente el líder mundial en yacimientos del litio.
Sin embargo, a las empresas chinas les inquieta la incertidumbre y la seguridad del territorio afgano, sumido en una crisis tras la salida de las tropas de Estados Unidos en el verano.
Algunas podrían esperar hasta cerciorarse de que mejoren las condiciones y haya una estabilidad firme allí, pues toman como experiencia los obstáculos en el proyecto de la mina de cobre Aynak.
Esa cantera es la segunda mayor del orbe, en su explotación participan corporaciones chinas, pero avanzaron poco precisamente por los problemas de inseguridad.
A raíz de la entrada del Talibán a Kabul en agosto pasado, las autoridades de Beijijing dijeron que “continuarán apostando por relaciones de buena vecindad, de cooperación y amistad” con Afganistán, reiteraron la no injerencia en asuntos internos y ofrecieron apoyar con la promoción de una salida política a los problemas existentes tras 20 años de ocupación.
Sus empresas presentes allí comenzaron a preparase para ampliar las inversiones una vez que comience la reconstrucción, el Gobierno prometió la entrega de fondos para ese proceso e incluso ya envió parte de la ayuda.
De hecho el sábado, partió hacia allí otro tren con mil toneladas de productos humanitarios.
No obstante, China insistió a ese movimiento en honrar su promesa de romper vínculos con cualquier organización terrorista, combatir al Movimiento Islámico del Turkestán Oriental y dar solución a los problemas que obstaculizan el mantenimiento de la paz regional y el desarrollo de la cooperación.
Convocó al Talibán a asumir una postura abierta, de tolerancia y donde prime el respeto por los derechos humanos de mujeres y niños, en el camino hacia la reconstrucción del país.
Asimismo, le recomendó promover la unidad entre todos los grupos étnicos y fracciones afganas, adoptar una política amigable con el resto de la zona y construir un Estado moderno que satisfaga las necesidades de su población.
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