Cada día que se alarga esa discordia, dijo, se afectan más las vidas de libaneses que se tambalean en medio de una debacle económica y financiera.
Los comentarios de Kordahi sobre lo absurdo de la guerra en Yemen que encabeza el reino del desierto, provocaron la ira de Riad, pese a que se trata de una opinión personal y que otros fueron más críticos.
Por tal motivo, retiró su embajador, ordenó la salida del libanés y suspendió todas las importaciones procedentes del país con costas al mar Mediterráneo oriental.
“Debió dimitir de inmediato, pues cada retraso causa más daño, ya sea en Líbano o en el Golfo”, subrayó.
Bahréin, Emiratos Árabes Unidos y Kuwait siguieron los pasos de Arabia Saudita y también llamaron a sus jefes de misiones en Beirut.
A juicio de Mawlawi la prohibición por Riad de importar productos libaneses podía extenderse al resto de las naciones integrantes del Consejo de Cooperación del Golfo.
De tal manera que los medios de vida de unos 350 mil libaneses residentes en esos países también estarían en peligro.
Sin embargo, funcionarios sauditas aseguraron que el problema con Líbano sobrepasa los comentarios de Kordahi y tiene sus raíces en el presunto control del Gobierno por Hizbulah o Partido de Dios, al cual el reino califica de organización terrorista.
El enfrentamiento en curso paralizó las sesiones gubernamentales que no se celebran desde el pasado 12 de octubre ante rumores de que, si obligan a la renuncia de Kordahi, otros ministros aliados con Hizbulah también dimitirán.
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