Según esa publicación, el director de la Agencia Central de Inteligencia de Estados Unidos (CIA), William Burns, durante su visita a Moscú en noviembre, aparentemente alertó a Rusia sobre posibles “consecuencias” en caso de que esté involucrado en tales incidentes.
En intercambio con periodistas este jueves, Peskov aclaró que el tema no fue tratado de ninguna manera con los interlocutores políticos de Burns durante su viaje a la capital rusa, ni tampoco durante su conversación con el presidente Vladimir Putin.
“En cuanto al contenido de la conversación de Burns con sus colegas en los servicios especiales, no tengo nada que decir al respecto, no es información pública”, respondió, refiriéndose a sus reuniones con el secretario del Consejo de Seguridad de Rusia, Nikolái Pátrushev, y con el director del Servicio de Inteligencia Exterior, Serguéi Naryshkin.
El funcionario ruso manifestó su rechazo rotundo hacia “cualquier insinuación, suposición o declaración sobre la supuesta participación de la parte rusa en estos casos. No tenemos nada que ver con esto”, aseguró.
Según el The Washington Post, que cita a funcionarios estadounidenses, durante su visita a Moscú el 2 y 3 de noviembre, Burns advirtió de manera confidencial a Rusia de las consecuencias que podría tener si los servicios de inteligencia rusos se involucraran en incidentes como el llamado síndrome de La Habana.
Las fuentes del periódico norteamericano aclararon que el contenido de su apelación no implicaba ninguna acusación contra Rusia.
El pasado 3 de noviembre, un artículo suscrito por Serge Schmemann, miembro del consejo de redacción del diario estadounidense The New York Times, evidenció la falta de pruebas que avalen la existencia del llamado Síndrome de La Habana.
Esas ideas de una presunta arma sónica, señaló, plantean que “es un brote de lo que antes se llamaba histeria colectiva, pero que ahora recibe nombres menos ofensivos como enfermedad psicógena colectiva, trastorno de conversión y trastornos neurológicos funcionales”.
Hasta ahora, a pesar de los muchos esfuerzos por explicar los «incidentes sanitarios anómalos» -el burocratismo asignado al fenómeno por el Gobierno, los científicos y los periodistas de investigación- nadie llegó a nada concluyente, señaló el texto, según Prensa Latina.
mem/mml