Ahmed, quien dirige las Fuerzas de Defensa Nacional desde la primera línea de la batalla contra los integrantes del Frente, agregó que la determinación y valentía de las huestes gubernamentales fueron decisivas para lograr el éxito.
Comentó, además, que “el grupo está saliendo progresivamente de las áreas ocupadas hasta ahora, porque no está en condiciones de enfrentar la entereza de las fuerzas representativas del pueblo etíope”.
No nos rendiremos hasta que enterremos al TPLF (siglas en inglés). Los etíopes en casa y en el extranjero nos han mostrado su solidaridad. Continuarán victorias similares, aseveró.
Según dijo, las tropas bajo su mando ahora están en una “mejor posición para reclamar la victoria total pronto” y entregarle “una Etiopía libre y próspera a las venideras generaciones”.
Asimismo, anunció que el próximo objetivo es liberar y controlar en el menor tiempo posible Burka y Chifra, territorios del estado regional de Afar.
El martes último, Ahmed prometió liderar los combates y a partir de entonces creció la moral de los combatientes y el Frente de Tigray sufrió grandes bajas, afirman reportes oficiales.
Otras informaciones refieren que los tigriñas mantienen sus posibilidades de avanzar hacia Addis Abeba, donde unos 147 mil voluntarios fueron preparados para afrontar amenazas a la seguridad, aunque la vida aquí transcurre con la máxima normalidad que permite el establecimiento del estado de emergencia nacional.
De acuerdo con esos informes, también domina la mayor parte de Tigray, algunas zonas de Afar y Amhara y un corredor de transporte que une Etiopía con Djibouti.
Desde que estalló el conflicto en noviembre de 2020, el saldo de muertos, desplazados y destrozos materiales crece diariamente. El Gobierno realizó esfuerzos para finiquitarlo pero, según acusaciones oficiales, la criminalidad de su adversario los malogró y ahora no hay esperanzas de una solución sin el uso de las armas.
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