Declaradas así el 22 de marzo de 1988 y como Obra Maestra del Patrimonio Oral e Inmaterial de la Humanidad el 24 de noviembre de 2005 por la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura, esos medios están indisolublemente ligados a sus boyeros, hombre y animal que los transportan.
La historia de estas carretas se pierde en la mitad del siglo XIX, gracias al incremento del cultivo del café en zonas montañosas, cuyo acceso era por caminos llenos de barro y con mucha pendiente durante los meses de cosecha del aromático grano.
Diversos estudiosos locales, basados en escritos de dicha época, coinciden en que los boyeros dieron amplia preferencia a la rueda maciza de madera, cuyo uso lo inspiró un aparato que servía para montar el cañón de artillería traído por los españoles (cureña).
Aunque es utilizada en todos los países de Centroamérica, es en Costa Rica donde único se les decora de manera tan particular y donde, por decreto del 27 de octubre de 1997, existe un día al año -el último domingo de noviembre- que recuerda y promueve la Primera Entrada de Santos y Desfile de Boyeros.
El texto de la disposición establece que su objetivo radica en divulgar y promover la «tradición del boyero y la carreta», la cual es símbolo y referente de la identidad cultural del costarricense.
Ese día, estos hombres son acompañados por las típicas mascaradas que bailan al son de las cimarronas y de los grupos de danza folclórica, en un trayecto que comienza en el Paseo Colón y concluye en la Plaza de la Democracia, en San José.
Respaldado por la Municipalidad de la capital, la parada constituye el inicio de los festejos populares de los josefinos por fin y año nuevos.
mem/ale
(Tomado de Orbe)