En realidad, no es el inventario de la elegancia, sino más bien los detalles de la evolución de la moda.
El Museo del Traje de España como concepto nació en 1925; sin embargo, debió esperar casi un siglo para establecerse en la capital, con su reciente reapertura.
El proyecto partió de la idea de Trinidad von Scholtz Hermensdorff, una mecenas y coleccionista española que en ese año celebró en esta urbe la Exposición del Traje Regional e Histórico.
La creación de un sitio estable y único destinado a la evolución de la vestimenta y de los testimonios del patrimonio etnológico se mantuvo dispersa en varios locales, hasta que en 2002 vio la luz en un espacio adscrito a Bellas Artes.
El edificio fue diseñado en 1969 por los arquitectos Jaime López de Asiaín y Ángel Díaz Domínguez como sede del Museo Español de Arte Contemporáneo, construido en 1968 e inaugurado en terrenos de la Ciudad Universitaria en 1975.
Situado en un entorno natural, con un jardín de más de 25 mil metros cuadrados, es uno de los primeros inmuebles destinados a museos en España. Desde su apertura, ha sido objeto de varias reformas.
“Cómo vestimos dice quiénes somos», comentó Helena López de Hierro, directora del recinto, quien destacó que se renovaron las 54 vitrinas que acogen cerca de mil piezas, 500 de ellas inéditas hasta la fecha.
El contenido de obras, objetos y accesorios singulares marcan un recorrido por la historia de la humanidad y otros lugares del mundo, y también de las tendencias actuales y del pasado.
Así, encontramos la casaca masculina y la femenina, zapatos rococó, el vestido de corte imperio, chinelas, el traje goyesco, el mantón chino de Manila, el jubón de majo, piezas de Jeanne Lanvin, Coco Chanel y Paco Rabanne, el casquete de Balenciaga, el traje “Bar” de Christian Dior, entre otros.
López de Hierro comenzó el remozamiento con una inversión de cerca de millón y medio de euros, y trata de potenciar temas de gran interés social.
La nueva muestra incluye creaciones textiles, pero también bienes etnológicos y documentales que ayudan a contextualizar las distintas épocas y a entender que las modas trascienden al ámbito de la indumentaria.
A través de escenografías que evidencian el arraigo de las modas en los objetos cotidianos, se propone un recorrido cronológico desde los siglos XVII y XVIII hasta nuestros días, explicando cómo las diferentes corrientes se adaptan y perduran a lo largo de las centurias.
Una de las piezas en exposición más antiguas es un guante de encaje del siglo XVII, así como el Tratado de Sastrería, de Juan de Albayzeta de 1720.
En la colección de trajes regionales se pueden ver desde populares, como el de Pozoantiguo (Zamora), hasta otros asociados al calendario festivo, como el Diablo de Artà (Mallorca). Otra de las secciones monográficas pone el foco en la figura de Mariano Fortuny, creador del conocido vestido Delphos.
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(Tomado de Orbe)
