A juzgar por varios informes del gobierno, cuando Ahmed anunció el martes último su decisión de liderar in situ la ofensiva para derrotar al TPLF (siglas en inglés), cambió el curso de la guerra y subió la moral del Ejército.
También, siempre de acuerdo con notificaciones oficiales, creció la esperanza de finiquitar pronto el conflicto armado iniciado en Tigray y trasladado a las regiones Afar y Amhara. Más importante, sin embargo, fueron los éxitos del Ejército Federal.
Entre ellos, resalta el aniquilamiento de 12 oficiales de alto rango del Frente en Bati y Kemise, Amhara, reportado por el portavoz gubernamental, Legesse Tulu.
La víspera, fue el propio Primer Ministro quien avisó que el Ejército Federal tomó el control de Asagita, en Afar, y está en posición de “reclamar la victoria total pronto”.
Este sábado, el Servicio de Comunicaciones anunció las victorias en las áreas montañosas estratégicas alrededor de Bati, y en Burka, Afar.
Durante la semana también reclamó titulares un video que muestra la rendición de combatientes federales ante el TPLF, pero el Gobierno aseguró que los “supuestos reos eran ciudadanos secuestrados o integrantes del mismo grupo, disfrazados con uniformes falsos”.
Otras informaciones refirieron que los tigriñas no sufrieron grandes bajas e insisten en avanzar hacia Addis Abeba, además de dominar la mayor parte de Tigray, zonas de Afar y Amhara, y un corredor de transporte que une Etiopía con Djibouti.
La semana, asimismo, marcó el establecimiento oficial del undécimo estado del país.
Desde el 23 de noviembre, la Región Popular del Suroeste quedó integrada por cinco zonas y una circunscripción administrativa especial, en virtud de los resultados del referendo de septiembre pasado.
Protestas populares para rechazar la injerencia de Estados Unidos y Reino Unido en los asuntos etíopes, más la revelación de una filmación que muestra un complot de diplomáticos occidentales con el TPLF para derrocar a Ahmed, igualmente tuvieron gran impacto.
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