Al concluir el cortejo fúnebre de hoy, me gustaría ofrecer una disculpa profunda en nombre de nuestra familia hacia las personas que sufrieron dolores y cicatrices durante el tiempo de mi esposo en el cargo, dijo Lee Soon-ja.
Chun, quien tomó el poder en un Golpe de Estado en 1979 y aplastó violentamente las protestas a favor de la democracia un año después, murió en su casa de Seúl el martes a la edad de 90 años.
El exmandatario nunca se disculpó por sus atrocidades, que incluyeron supervisar una masacre de cientos de manifestantes a favor de la democracia en la ciudad sureña de Gwangju en 1980, uno de los momentos más oscuros de la historia moderna del país.
Sin embargo, Cho Jin-tae, un alto funcionario de una fundación que representa a las víctimas de Gwangju, dijo que la vaga expresión de remordimiento de Lee sonaba hueca y pidió a esa familia que respaldara sus palabras con acciones, incluida la cooperación para la búsqueda de la verdad sobre los principales delitos de Chun.
Aparte de la sangrienta represión en aquella urbe, ese gobierno también encarceló a decenas de miles de otros disidentes durante la década de 1980, incluido el futuro presidente y ganador del Premio Nobel de la Paz en 2000, Kim Dae-jung.
El apodado «carnicero de Gwangju» era un general de división del ejército cuando tomó el poder en diciembre de 1979 con otros militares, incluido Roh Tae-woo, quien más tarde le sucedió como presidente después de ganar las elecciones en 1987.
Estos comicios fueron forzados por protestas masivas en todo el país que obligó a Chun a aceptar una revisión constitucional para introducir una votación presidencial directa.
Los dos murieron con casi un mes exacto de diferencia, pues Roh falleció el pasado 26 de octubre, pero a este último se le dio un funeral de Estado.
mem/lp