Tal espacio aparece en la zona centro-norte insular (Ciego de Ávila), área de cayos de gran desarrollo turístico que constituye una de las más importantes regiones de impulso recreativo del país.
Este lugar, antes de la Covid-19, era muy visitado por canadienses, británicos y argentinos, y ahora lo frecuentan los primeros mencionados y rusos, después de la reapertura de esta nación a la industria de los viajes.
El nombre, devenido marca, agrupa a varios cayos con potencial turístico en el archipiélago Sabana-Camagüey, y tal bautizo se debe al explorador español Diego Velázquez quien alrededor de 1513 quiso rendir honores al Rey Fernando el Católico.
Ese nombre resultó la denominación oficial de esos lares hasta principios del siglo XX.
Lugar abandonado, solo frecuentado en su momento por carboneros y pescadores con asentamiento temporal, se convirtió en destino para vacaciones.
Dicha zona fue inmortalizada por el escritor estadounidense Ernest Hemingway en el libro Islas en el Golfo, referido a su persecución de submarinos alemanes durante la II Guerra Mundial (1939-1945).
Cayo Coco es el principal eje allí, cuyo nombre se debe al pájaro Coco o Ibis del bosque, blanco y de pico curvado.
Pero por el lugar también aparecen los islotes Guillermo y Paredón Grande, incluidos en planes turísticos.
Coco es la cuarta isla en extensión del archipiélago cubano, con 370 kilómetros cuadrados y 22 kilómetros de playa; Guillermo cuenta con 13 kilómetros cuadrados y casi seis de playas, entre estas Pilar, con la mayor duna arenosa del Caribe (15 metros de altura), reseñan partes oficiales.
Paredón Grande, otro cayo, dispone de ocho kilómetros de playas en sus seis kilómetros cuadrados, y el cuarto es Antón Chico.
Por esos lares se distinguen más de 200 especies de aves, entre ellas flamenco rosado, y una flora con alrededor de 385 especies, dentro de ellas 28 endémicas.
Las playas, de aguas cristalinas y fondos bajos, son el principal atractivo con una suma de 38 kilómetros en extensión.
Por demás, y respetando el entorno, existe una red de más de 10 hoteles propiedad de cadenas locales como Gaviota.
El 90 por ciento de las habitaciones de los cayos son administradas por importantes firmas extranjeras como es el caso de Meliá, Iberostar, y muchas más.
En 28 años de explotación turística de este polo (noviembre de 1993) se aprecia una espiral creciente del sector.
Entre sus facilidades se encuentra la posibilidad de llegar al lugar mediante un moderno aeropuerto inaugurado en septiembre de 2002 y una vía terrestre nombrada en Cuba pedraplén, de 17 kilómetros de largo.
gas/rfc