Almagro ofreció una declaración a la prensa sobre la audiencia, sin aceptar preguntas ni referirse a las crecientes denuncias sobre los preparativos de un golpe parlamentario contra el jefe de Estado peruano, atribuídos a partidos de extrema derecha.
Esos sectores presentaron en el Congreso de la República una moción para vacar (destituir) a Castillo, alegando que carece de capacidad para gobernar y además invocan recientes reuniones nocturnas del mandatario con empresarios y funcionarios fuera de su despacho.
Almagro sostuvo de otro lado que el Presidente estaría dispuesto a “trabajar con todas las fuerzas políticas del país que quieren aportar soluciones”.
El aliento que dio a esa posibilidad coincide con una opción de los grupos de extrema derecha, cuyos representantes pretenden la entrada al Gobierno de elementos neoliberales, como alternativa a la vacancia.
Casi al mismo tiempo, el ministro de Justicia y Derechos Humanos, Aníbal Torres, advirtió que la destitución promovida por financistas y su prensa aliada carece de todo fundamento y su objetivo es “imponer un gobierno totalitario”.
Añadió que quienes llamó golpistas “utilizan la vacancia como juicio político, para repetir el golpe de Estado de 2020 y sus conocidas consecuencias”, en referencia a la acción parlamentaria ese año que puso fin a la administración de Martín Vizcarra.
La medida y el ascenso a la presidencia del conservador Manuel Merino dieron lugar a grandes protestas en todo el país y, pese a la represión que causó dos muertes, el político se vio obligado a renunciar solo cinco días después.
Si bien Almagro mencionó la decisión de Castillo de luchar contra la corrupción, omitió cualquier referencia a los peligros denunciados por el Gobierno, sin la locuacidad que lo caracteriza cuando se refiere a la situación interna de países que no son de su agrado y no se someten a Estados Unidos.
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