La calidad mostrada de los inmunógenos y una estructurada estrategia de aplicación conllevó a que partir de un 25 por ciento de vacunación, el país inicia una alta meseta de casos positivos, explicó Ileana Morales, jefa de ciencia e innovación del Ministerio de Salud Pública.
Luego, dijo, un 38 por ciento de cobertura influyó en el descenso de la positividad. A partir de ahí, ha habido una escalera descendente en la incidencia. “Una estrategia arriesgada, pensada, pero que tenía todos los argumentos científicos, metodológicos y éticos para llevarse a cabo”.
Al hacer un balance de lo que sucede en el mundo sobre avance de vacunación, apuntó que, debido a la distribución desigual de los inmunógenos, muchos países no logran salir de esa meseta permanente en la curva de contagios.
Sin embargo, Cuba sigue marcando la pauta en la velocidad de vacunación, y en estos días muestra un porcentaje de 2.5 dosis por habitante, muy cerca de tener las tres dosis.
A los niños y jóvenes, primeros en el mundo en recibir también su protección, se les aplicó sus tres pinchazos en tiempo récord. Más del 97 por ciento de los aptos para recibir el inyectable tienen sus tres dosis aplicadas, excepto los convalecientes, niños con otras enfermedades agudas, y los menores de dos años.
En cuanto al próximo ciclo de vacunación con la dosis de refuerzo, la estrategia será similar a la inicial, con las mismas características. Primero personas mayores de 19 años, grupos como el de la industria biofarmacética y personal sanitario, después territorios de riesgo, todo de manera escalonada, hasta llegar a toda la población.
Cuba transita en estos días por un control de la enfermedad con menos de mil casos activos en hospitales, y una estrategia que ha aplicado 28,4 millones de dosis en tres administraciones como diseño primario, para una población de un poco más de 11 millones 150 mil habitantes.
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