El ansiado encuentro de los feligreses con la “Chinita”, como popularmente nombran a la imagen religiosa, ocurre cuando la bajan de su sagrado altar en la basílica que lleva su nombre dentro del templo San Juan de Dios, en la ciudad de Maracaibo.
De acuerdo con la leyenda zuliana, corría el año1749 cuando una sencilla mujer que acababa de lavar su ropa en las orillas del lago de la urbe repentinamente vio flotando una tablita de madera fina, la cual recogió pensando que podría serle de utilidad para tapar la tinaja de agua en el corredor de su casa.
A la mañana siguiente, mientras colaba café, la ama de casa escuchó unos golpes como si alguien estuviera llamando, y quedó sobrecogida de asombro al ver que el objeto recolectado brillaba y aparecía la imagen de Nuestra Señora de Chiquinquirá.
Diversas celebraciones y festividades suceden a partir de entonces en la denominada Feria de la Chinita, un acontecimiento que trasciende más allá de los límites del territorio zuliano para convertirse en una forma de manifestar agradecimiento a la virgen por sus milagros.
El pueblo expresa su entusiasmo y fe a través de un programa creado cada año y que sobresale fundamentalmente por los conciertos al son de la gaita, género musical propio de la región, declarado un bien patrimonial de interés cultural y artístico de Venezuela.
Sin descuidar las medidas de protección ante la Covid-19, en 2021 las fiestas patronales rindieron tributo a los fallecidos y acción de gracias por los sobrevivientes de la pandemia.
(Tomado de Orbe)