La senadora del Partido Comunes Sandra Ramírez rememoró que esa matanza fue ordenada por el Gobierno de Miguel Abadía Méndez y tuvo lugar en Ciénaga, Magdalena, por el Ejército Nacional.
La masacre contra los trabajadores de la empresa estadounidense de banano United Fruit Company ocurrió entre el 5 y el 6 de diciembre de 1928 luego que el gobierno del conservador Miguel Abadía Méndez decidiera poner fin a una huelga de un mes organizada por el sindicato que buscaba garantizar mejores condiciones de trabajo, recordó también el Partido Comunista Colombiano.
El 6 de octubre de ese año, una asamblea de la Unión Sindical de Trabajadores del Magdalena, en Ciénaga, aprobó unánimemente el pliego en el cual le solicitaron a la United Fruit Company y a los productores nacionales seguro colectivo obligatorio, reparación por accidentes de trabajo, habitaciones higiénicas y descanso dominical.
Además, aumento en 50 por ciento de los jornales de los empleados que ganaban menos de 100 pesos mensuales, supresión de los comisariatos, cesación de préstamos por medio de vales, pago semanal, abolición del sistema de contratista y mejor servicio hospitalario.
La United Fruit Company consideraba las demandas de los trabajadores como una amenaza a su operación en Colombia. Si los trabajadores las imponían, la compañía tendría que aumentar los salarios y el precio de compra a los cultivadores colombianos.
Ante la negativa de la compañía, el 28 de noviembre de ese año estalló la huelga más grande de la historia colombiana donde más de 25 mil trabajadores de las plantaciones se negaron a cortar los bananos producidos por la United Fruit Company y por productores nacionales bajo contrato con la compañía.
La compañía se negó a negociar y argumentó que la huelga no podía ser vista como un paro legítimo de trabajo, sino como una rebelión contra la autoridad establecida, fomentada por agitadores extraños al conflicto.
Pese a la gran medida de presión, la empresa estadunidense no cedió y por el contrario, el ejército intervino y acribilló a varios obreros e hirió a otros más, quienes estaban protestando pacíficamente.
El hecho fue retratado en obras trascendentales de la literatura colombiana por reconocidos autores como Gabriel García Márquez, en su obra Cien años de soledad; Álvaro Cepeda Samudio, en su novela La casa grande; y el dramaturgo Carlos José Reyes.
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