Mediante una comunicación, el Ministerio de Relaciones Exteriores sudanés señaló que sus fuerzas “controlan completamente la frontera con el territorio etíope y nunca han permitido, ni permitirán ahora, su uso para ataques contra el ejército” del país vecino.
Asimismo, solicitó no acusar a Sudán de “adoptar posturas y prácticas agresivas” sin el respaldo de pruebas contundentes, en respuesta a imputaciones divulgadas por Fana Radio, de acuerdo con las cuales el ejército sudanés protege y entrena integrantes del grupo.
Tras el estallido de la guerra en Tigray entre el gobierno federal etíope y el TPLF (siglas en inglés) surgió un conflicto interestatal por la presencia de tropas sudanesas en las zonas fronterizas, despliegue que Addis Abeba consideró una invasión.
Durante muchos años Al-Fashaqa, una zona muy fértil, es cultivada por los agricultores etíopes, aunque Sudán siempre las reclama como parte de su geografía, y con frecuencia es causa de tensiones entre ambos estados.
Según declaraciones de los gobiernos de las dos naciones, las relaciones bilaterales son sólidas, pero hasta ahora no hay avances tangibles para resolver la situación en la frontera de manera pacífica a pesar de las intenciones, sobre todo, de Etiopía.
Recientemente el ministro de Información de Sudán del Sur, Michael Makuei Lueth, declaró que su país tampoco proporciona ayuda logística militar o de otro tipo al Frente de Tigray, organización acusada de violar derechos humanos, masacrar civiles y otros delitos.
Etiopía apoyó a los sursudaneses en la lucha por la independencia, nunca apoyaríamos a los rebeldes para derrocar al gobierno.
Si algunas personas les venden armas, lo hacen bajo su propio riesgo, comentó el alto funcionario.
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