El consejo de expertos que llevó a cabo el estudio dictaminó que “a pesar de que el gasto nacional en educación es superior a la media de la OCDE (Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos), los resultados del sistema escolar francés tienden a deteriorarse, especialmente en el caso de los jóvenes procedentes de entornos desfavorecidos”.
Francia empleó cerca de 110 mil millones de euros en 2020 para los alumnos de primaria y secundaria, un 5,2 por ciento del PIB frente a la media en educación de los países de la OCDE del 4,9 por ciento, pero los resultados sobre el rendimiento de los alumnos “no han permitido todavía mejorar suficientemente la calidad del sistema educativo francés”, subrayó el documento.
En ese sentido consideró que las reformas educativas decididas por los sucesivos gobiernos «no son suficientes para mejorar el rendimiento», pues habría que revisar “el modo de organización del sistema escolar, en particular en lo que respecta a la autonomía de los centros y a las prerrogativas de los directores”, ya que en la actualidad está «excesivamente centralizado y controlado».
Para mejorar la situación los expertos aconsejaron dar mayor autonomía a las escuelas, prestar más atención a los centros escolares para facilitar el seguimiento de los estudios, reforzar la formación y competencias del profesorado y, por último, una «política de evaluación ambiciosa» para los alumnos y los centros escolares.
En sus conclusiones, el informe afirmó que “la mejora del rendimiento y la equidad del sistema escolar requiere una mayor capacidad de adaptación a los contextos locales y a los perfiles de los alumnos”.
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