El pasado lunes la jefa de la delegación de la Unión Europea ante el CDH, Lotte Knudsen, solicitó la sesión ante el agravamiento del conflicto en el norte de ese país, que se extiende por el Cuerno de África.
«La comunidad internacional tiene la obligación moral de tratar de prevenir nuevas atrocidades y garantizar la rendición de cuentas y la justicia para las víctimas y los supervivientes», instó Knudsen.
La solicitud fue apoyada por 17 naciones -una más de las 16 requeridas-, entre ellas Austria, Bulgaria, la República Checa, Dinamarca, Fiji, Francia, Alemania, Italia, Japón, México, Países Bajos, Polonia, Islas Marshall, Corea del Sur, Ucrania y Reino Unido. La sesión especial también recibió el apoyo de 36 estados observadores, como Australia, Bélgica, Nueva Zelanda, Noruega, Paraguay, Portugal, Rumanía, Eslovaquia, Eslovenia, España, Suecia y Estados Unidos.
Según Naciones Unidas, Etiopía se enfrenta cada vez más a la perspectiva de una implosión que sería «desastrosa» para los países vecinos y el mundo.
Las partes beligerantes tienen la opción de recurrir a las negociaciones y evitar un colapso total, dijo la funcionaria europea y agregó que, si la guerra civil envuelve al país, las consecuencias para la región serían nefastas.
De acuerdo con una investigación conjunta entre la Oficina de Derechos Humanos de la ONU y una comisión etíope, las partes en conflicto en Tigray cometieron atrocidades que constituyen crímenes de guerra y de lesa humanidad.
Ataques indiscriminados contra civiles, ejecuciones extrajudiciales, tortura y violencia sexual son algunos de los abusos perpetrados por los actores enfrentados en esa región, condenó la Alta Comisionada de Naciones Unidas para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet.
El CDH es un órgano intergubernamental formado por 47 Estados y tiene capacidad para debatir las cuestiones y situaciones temáticas de derechos humanos que requieran su atención a lo largo del año.
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