Las celebraciones incluyeron recitales de música tradicional, actuaciones de danzas folclóricas y espectáculos de luces frente al Castillo de Alepo y en la céntrica y emblemática plaza Omeya en Damasco.
La ministra de Cultura, Lubana Mushwah, destacó el esfuerzo de investigadores, voluntarios, artistas e instituciones para preparar el expediente de Al-Qudud para que sea aprobado por la Unesco como elemento del patrimonio intangible de la humanidad.
Hemos trabajado con un alto sentido de responsabilidad e impulsados por el amor y la pasión hacia nuestro patrimonio inmaterial, y nuestra meta es preservarlo para las próximas generaciones, agregó la titular.
Mushawah dijo que este logro nutre a los sirios con esperanza y capacidad para seguir resistiendo el bloqueo.
Durante los años de la guerra, los artistas y creadores sirios estaban en otro frente de batalla no menos importante que el militar, y contribuyeron a proteger la identidad y cultura con su producción y creatividad, explicó.
Denunció, además, que la guerra atentaba también contra las ideas y principios de los sirios y su identidad, y los enemigos pretendían imponer una ideología destructora ajena.
Al-Qudud es un género típico de Alepo. Es una forma de canto parecida a las moaxajas del Ándalus y su nombre significa ajustar las letras de una poesía a una melodía determinada y no viceversa.
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