La Directora Ejecutiva de Unicef, Henrietta Fore, explicó que las escuelas deben ser los últimos lugares en cerrar y los primeros en reabrir cuando la transmisión comunitaria de la Covid-19 aumenta y las medidas estrictas de salud pública se convierten en una necesidad.
Ómicron es la nueva variante que preocupa y que los expertos en salud pública y los científicos se esfuerzan por comprender y evaluar.
En medio de la creciente incertidumbre, muchos gobiernos sopesan si mantener las escuelas abiertas.
La alta oficial de la ONU explicó que otra ola de cierres generalizados de escuelas sería desastrosa para los niños. Para Fore, las pruebas son claras. Un nuevo cierre prolongado de escuelas en todo el país y la falta de acceso a la enseñanza a distancia tendría graves consecuencias para la comunidad educativa.
“Los cierres anularon décadas de progreso en la educación y causaron que la infancia sea irreconocible. La pandemia acrecentó el trabajo y el matrimonio infantil e incentivo los problemas de salud mental en los menores de edad», dijo Fore.
Más allá de la pérdida de aprendizaje, dijo la jefa de Unicef, los niños también se volvieron inseguros e introvertidos al ser excluidos del entorno escolar.
Según la agencia de la ONU, esta generación de niños en edad escolar podría perder colectivamente 17 billones de dólares en ingresos potenciales a lo largo de su vida.
Al abordar cómo resolver este reto, Fore dijo que «las medidas de mitigación en las escuelas son eficaces» y las autoridades deben utilizar este conocimiento para hacer todo lo posible para mantener las escuelas abiertas.
Los Estados miembros también deben aumentar las inversiones en conectividad digital para asegurarse de que ningún niño se quede rezagado, añadió.
El 2022 no puede ser otro año de aprendizaje interrumpido. La educación y el interés superior de los niños deben ser nuestra prioridad, concluyó.
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