El general mayor del Ejército Paul Eaton, el general mayor Antonio Taguba y el general brigadier Steven Anderson advirtieron que “el potencial de un colapso total de la cadena de mando por líneas partidistas -desde arriba de la cadena al nivel de escuadrón- es significante si ocurre otra insurrección”.
Por medio de un artículo de opinión publicado en el diario The Washington Post, señalaron que la idea de unidades militares desleales organizando entre estas para apoyar al comandante en jefe “legítimo” no puede ser descartado.
Asimismo, pidieron que se contemple qué sucedería si hay dos “comandantes en jefe” emitiendo órdenes después de la próxima elección presidencia en Estados Unidos.
En esa disputada contienda, expresaron, algunos podrían obedecer órdenes del comandante en jefe legítimo, mientras otros podrían seguir a un perdedor tipo Donald Trump, lo cual generaría grandes problemas de seguridad nacional, al dejar al país vulnerable a enemigos.
Con la nación tan dividida, ahora tenemos que tomar medidas y prepararnos para lo peor, apuntaron los exgenerales.
Por ello, recomendaron hacer todo para evitar una nueva insurrección, como la ocurrida el 6 de enero pasado en el Capitolio, cuando partidarios de Trump tomaron por asalto la edificación del Congreso.
Además, sugirieron una investigación de inteligencia en todas las instalaciones militares con el objetivo de identificar posibles amotinados y propagandistas que usan la desinformación.
También el Pentágono debería realizar ejercicios de preparación sobre potenciales insurrecciones e intentos de golpe poselectorales con el fin de identificar debilidades e implementar medidas para evitar rupturas en la cadena militar.
Esta no es la primera vez que líderes militares expresan alarma de intentos para usar las Fuerzas Armadas en batallas políticas entre civiles.
Por otra parte, la investigación del comité creado en la Cámara de Representantes para abordar el asalto al Capitolio apunta que en los niveles más altos del Gobierno de Trump, junto con sus aliados en el Congreso, se contemplaba anular la democracia constitucional, o sea, un golpe de Estado.
Según reportó CBS News, las autoridades arrestaron a más de 700 personas por su participación en esa insurreccción y, por lo menos, 81 de ellos tienen vínculos con las Fuerzas Armadas, la mayoría son veteranos militares.
Varios expertos y analistas expresaron alarma, además, sobre la posibilidad de una guerra civil.
Actualmente, persisten amenazas de uso de la violencia por agrupaciones de derecha, e incluso por legisladores federales ultraconservadores contra sus colegas en el Congreso, lo cual es considerado por agencias de inteligencia estadounidenses como una de las principales amenazas a la seguridad nacional.
En tanto, los republicanos continúan impulsando leyes para suprimir el voto de minorías y promueven diversas estrategias para controlar el mecanismo electoral.
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