Tras casi dos años lidiando con la pandemia, la Unión Europea (UE) encara un 2022 con importantes retos internos, como desplegar con éxito el fondo de recuperación, y amenazas externas.
La enfermedad sigue como una de las grandes inquietudes que amenazan a la UE, donde se tratan de generalizar las dosis de refuerzo de vacunas, y se abre camino a la inmunización de niños, junto al debate sobre hacerla obligatoria.
Además, entre ola y ola de contagios de SARS-CoV-2, Alfa, Delta u Ómicron, las crisis se solapan y multiplican y la UE se enfrenta a un mundo menos estable del que había antes.
El responsable de la Política Exterior de la UE, Josep Borrell, señaló al respecto que los europeos no son conscientes del mundo en el que viven, y refirió la amenaza para la burbuja de bienestar en la que vivió el viejo continente.
Otra de las incertidumbres que acechan a la UE es la situación energética, con el precio del gas en máximos históricos, y su reflejo automático en la factura eléctrica de los consumidores.
En ese sentido aprecian hidrocarburos como el carbón o el petróleo también al alza, y perspectivas de que la situación perdure al menos durante el invierno. Además, los líderes europeos fracasaron en el intento de alcanzar una respuesta clara y consensuada a esta crisis.
Además y en paralelo, la UE inicia el desarrollo legislativo para reducir sus emisiones de gases de efecto invernadero en 55 por ciento en 2030 respecto a 1990.
Identifican tal acción como senda para descarbonizar la economía a mitad de siglo, un debate que se prolongará años y se anuncia intenso, especialmente en la posibilidad de tasar el dióxido de carbono (CO2) emitido al calentar hogares o en el transporte rodado.
Todo ello está relacionado con que la UE se enfrenta a la tarea de desplegar con éxito el fondo de recuperación de 800 mil millones de euros para relanzar la economía tras el golpe de la pandemia e impulsar las transiciones ecológica y digital.
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