Dicho escenario es ideal para paseos vinculados con vacaciones activas, se trata de un área donde el verde resalta por encima de cualquier otro color.
Para los habitantes de esta isla caribeña simboliza la patria del mejor tabaco cubano, donde se cosechan las hojas para la capa de los puros, los habanos, cultivo tratado con pasión por parte de los agricultores, una verdadera joya natural.
Pinar del Río es eso y mucho más, tal y como lo reflejan peregrinos durante sus vacaciones y así se lo hacen saber a los guías de turismo. Y esos profesionales para ejemplificar, toman tres lugares de dicha región.
Un primer punto bien puede ser Cayo Levisa, a 27 kilómetros de La Palma, en el norte de Pinar, desde el embarcadero de Palma Rubia.
Allí se abordan las lanchas hacia Cayo Levisa, a tres millas náuticas (una milla equivale a mil 852 kilómetros) de tierra firme. Bañado por el mar Caribe, exhibiendo cuatro kilómetros de playas vírgenes, de fina arena blanca.
Dentro de la gran diversidad de especies del lugar otro encanto particular lo constituyen sus aguas, donde habitan pequeñas mantas (Levisas), a las cuales debe su nombre.
La vegetación tropical atrae sobremanera, con cocoteros en su costa norte, intrincado mangle en la parte sur y la proximidad de una espléndida barrera coralina.
Por su parte, el punto de partida para llegar a la porción mas oeste cubana es La Bajada, una pequeña comunidad de alrededor de 100 habitantes, dedicados principalmente a trabajos forestales, con un conocimiento muy experimentado de la conservación de la naturaleza.
Por allí, se puede viajar al Parque Nacional de Guanahacabibes, declarado Reserva Mundial de La Biosfera por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en 1987, con 39 mil 400 hectáreas.
Paraíso, donde habitan más 670 especies de plantas, 15 de ellas endémicas, posee pequeñas playas envueltas en historias de piratas y tesoros escondidos.
La fauna es rica en aves, entre las que puede apreciarse el Tocororo, la Carta Cuba, el Zunzuncito, Azulejos, Mariposas, Sinsontes, Carpinteros, entre otros, también conviven allí una gran cantidad de reptiles, anfibios y mamíferos.
Durante más de 60 kilómetros de carretera que conducen al Cabo de San Antonio, aparecen bosques semidesnudos, verdes, manigua costera, vegetación de costa rocosa y arenosa, de lagunas, ciénaga y manglares.
Y el otro ejemplo es María la Gorda, uno de los mejores Centros Internacionales de Buceo de Cuba, sitio especial, tranquilo y con mucha aventura, sobre todo para quienes prefieren sumergirse en el mar.
Se desconoce con certeza la historia de la mujer que le diera nombre: sea una indígena venezolana traída a la fuerza en un barco pirata o la hija de un navegante español que naufragara en la zona y se convirtiera en pirata.
Localizada a 143 kilómetros al sudoeste de la ciudad cabecera de Pinar del Río, en sus aguas existen más de 100 galeones españoles hundidos, y se habla de fabulosos tesoros ocultos.
Abundan en ese lugar centenares de especies de aves como el carpintero, la cotorra y el tocororo. La villa cuenta con 55 habitaciones climatizadas, con teléfono y televisión vía satélite, perfecto espacio para combinar el descanso con la aventura.
Por lo tanto, podemos decir que estos tres puntos de la geografía occidental cubana conforman un mapa agradable para el turismo interesado en algo más que conocer otro lugar, interesado en profundizar en belleza y naturaleza.
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