En sus 17 años de funcionamiento, la estrategia logró transformar las vías habituales de circulación de los volúmenes, para instalarse en espacios como parques, transporte público, salas de espera, plazas de mercado, centros penitenciarios y hospitales, entre otros.
Hasta la fecha, la iniciativa consta de un catálogo de 160 títulos publicados, de literatura universal, latinoamericana y colombiana, y para diferentes grupos etarios.
De ellos fueron digitalizados 85 textos.
Dirigido a lectores no convencionales, Libro al viento se traslada a barrios vulnerables, violentos y alejados de los centros culturales, así como a instituciones del sistema penitenciario y centros de salud.
“Además, en términos políticos, estéticos y éticos, hace una apuesta en lo público: los libros no son de nadie, son de todos. Por ello, su estrategia de distribución se enfoca en que no permanezcan en colecciones particulares sino que roten una vez leídos”, explica la página web del Instituto Distrital de las Artes.
Durante la pandemia de la Covid-19, destacó la buena acogida de los libros electrónicos pues los datos revelan que se duplicaron las descargas, mientras la nueva normalidad estuvo marcada por el regreso del proyecto a las calles y la circulación de los volúmenes por toda la ciudad.
El programa consta de cuatro colecciones: Universal, Capital, Inicial y Lateral, las cuales agrupan textos sin distinción de fronteras o épocas, otros relacionados con Bogotá y sus alrededores, una destinada al público infantil y un espacio abierto a géneros como la novela gráfica, caricatura, epistolarios e ilustración.
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