La más reciente versión del virus causante de la Covid-19 se esparce por la nación, según informaron las autoridades sanitarias, pero tras casi dos años de pandemia muchos se arriesgan y apuestan por continuar sus vacaciones como las planificaron.
En algunas ciudades del país, como esta capital, proliferan las colas de personas que buscan hacerse una prueba diagnóstica de la enfermedad antes de efectuar sus viajes y celebrar la Navidad con sus allegados. La Administración de Seguridad en el Transporte informó que más de dos millones de pasajeros pasaron por los aeropuertos del país en los últimos días, casi el doble que lo registrado en 2020 en la misma época.
A diferencia del año pasado, ahora las autoridades federales no piden a los estadounidenses cancelar sus vacaciones de fin de año.
El doctor Anthony Fauci, principal asesor de la Casa Blanca para asuntos de epidemiología, alentó a los viajeros a ser cautelosos, a ponerse refuerzos de la vacuna contra la Covid-19 y a usar mascarillas tanto como sea posible.
Esta semana el gobierno anunció que implementará un nuevo plan para frenar a Ómicron, causante ya de más del 70 por ciento de los casos reportados en el país, aunque para los especialistas las medidas presentadas son tardías e insuficientes.
El presidente Joe Biden prometió distribuir 500 millones de pruebas de forma gratuita, pero aún no se firmó un contrato para la compra de estos insumos.
La administración enfatizó en el aumento de los exámenes para detectar la infección como uno de los pilares de su respuesta a la pandemia, pero recibe críticas por el elevado costo de los test, que tienen un valor aproximado de 25 dólares.
En los últimos siete días el promedio de casos en Estados Unidos subió a más de 168 mil por día y solamente el 62 por ciento de la población cuenta con el esquema completo de vacunación, de acuerdo con estadísticas del diario The New York Times.
acl/avr
