De acuerdo con la periodista Julie Charnet, en un artículo publicado por la cadena de noticias CBS, la semana entre Navidad y Año Nuevo suele ser de descanso para la mayoría de los centros de trabajo, pero no ocurre así en los hospitales.
El hacinamiento y la falta de personal son habituales en esos espacios, lo que puede tener resultados peligrosos para los empleados del sector, aclaró.
Según las estadísticas federales, los trabajadores de la salud experimentaron cinco veces más violencia en el trabajo que la población general en 2018, una realidad agravada por la llegada de la pandemia en el 2020.
La periodista explicó que la violencia en los entornos de salud se asocia a agresiones y abusos verbales hacia el personal médico.
“Ellos lidian con pacientes con dolor, que consumen drogas y alcohol, con condiciones de salud mental no tratadas, lo que puede hacer escalar la ira”, contó Charnet.
Suponen riesgos adicionales los familiares descontentos al sentir que sus seres queridos enfermos son ignorados y los miembros de las bandas que frecuentan los hospitales emplazados en barrios marginales.
Desde personas en crisis hasta los tiempos de espera para las citas pueden contribuir a que los pacientes se sientan agitados u hostiles, aclaró el presidente de Consultores de Seguridad Sanitaria (HSC, en inglés), Thomas A. Smith.
En la mayor parte del país las urgencias se convirtieron en centros de tratamiento para los enfermos mentales. No tienen otras opciones, dijo.
Muchos estados, comentó, no tienen suficientes camas y la financiación se reduce, lo cual convierte a los hospitales en un entorno de riesgo para los trabajadores sin formación para afrontar esas situaciones.
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